Proyecto Educativo

Somos un centro educativo de carácter laico con homologación nacional que se propone favorecer la educación integral y aplicar las experiencias de innovación docente en la etapa de secundaria y bachillerato.

Desarrollamos un aprendizaje significativo, colaborativo e interdisciplinar, basado en diversas herramientas (trabajo por proyectos, seminarios, exposiciones, gamificación, etc.), sin someternos, así, al estrecho camino que propone el uso de un único libro de texto.

Llevamos a cabo una evaluación cualitativa y no meramente cuantitativa, pues buscamos favorecer la reflexión del alumnado sobre sus propios procesos de aprendizaje, promoviendo su diálogo con los docentes y también con las familias.

Contamos con ratios bajas. Creemos en una educación centrada en el alumnado, en cada persona, con el objetivo de desarrollar al máximo sus posibilidades y deseos, así como de cubrir sus necesidades, proporcionando condiciones tanto para su desarrollo intelectual y académico como para su desarrollo personal y emocional.

El desarrollo personal implica poder ejercitar la libertad, la autodeterminación, la creatividad y la iniciativa propia, a la vez que reconocer la importancia de las dimensiones intra e interpersonal, que envuelven y atraviesan cada contexto de la vida humana. En otras palabras, implica poder crecer como seres autóno- mos y capaces de ser dueños de sus vidas, de relacionarse con otros y de buscar el bienestar propio y colectivo. En la práctica educativa, esto se traduce en un marcado énfasis en el protagonismo de los y las adolescentes, que investigan, proponen y colaboran con otros para la construcción de su propio aprendizaje y el de sus iguales. Esto afecta, por ejemplo, a cómo entendemos los procesos de evaluación o el mismo horario de clases, en que al estudiante se le ofrece seleccionar algunas actividades de su interés en el tiempo que denominamos “vacío fértil”.

También en línea con este principio, cada estudiante cuenta con una tutoría afectiva: además del docente al que le corresponda tutorizar a todo el grupo, el alumnado escoge a la persona adulta del centro con quien sienta una mayor afinidad para que le acompañe en aquellos procesos en los que requiera su ayuda, su consejo o su participación.

Entendemos que la complejidad de la sociedad y del entorno que nos rodea es inabarcable desde un solo prisma y que la riqueza del pensamiento en la etapa adolescente requiere que diferentes ángulos contribuyan a dar una visión integradora para la elaboración de conclusiones propias. Por ello, la interdisciplinariedad, entendida como la cooperación tanto entre disciplinas como entre docentes, es uno de los objetivos principales de nuestro proyecto.

Somos absolutamente conscientes de la importancia que tienen los idiomas en la educación actual y por eso les reservamos un lugar destacado en nuestro centro. A nivel metodológico, y sin detrimento en reservar espacio para un estudio focalizado de los idiomas que se ofertan, priorizamos un enfoque comunicativo y activo: la ejecución de los conocimientos lingüísticos en situaciones de comunicación naturales. Proyectos teatrales, actividades deportivas, presentaciones de proyectos, talleres de cocina, letras de canciones y actividades similares, son ocasiones magníficas para una aplicación significativa de las lenguas extranjeras, por cuanto generan motivación intrínseca para la comunicación y permiten experimentar directamente su finalidad eminentemente comunicativa y relacional.

Nuestro centro educativo aspira a ser un espacio inclusivo, abierto y flexible, que acoja las diferentes idiosincrasias, y también a los diferentes gustos, intereses, ritmos de aprendizaje y formas de expresarse de cada uno, de manera que no uniformicemos al alumnado sino que, al contrario, potenciemos su paleta de colores. Así, en lugar de que sea el alumnado quien tenga que adaptarse al centro, nos proponemos que sea el centro el que se adapte a la singularidad de cada persona y contribuya así a desarrollar todo su potencial en un marco de libertad y respeto. Lo mismo sucede con el personal del centro: propiciamos un equipo diverso con capacidades diversas.

La salud es otro ámbito que debe estar presente de forma transversal en todo proyecto educativo. En nuestro centro educativo concebimos la salud, al igual que al ser humano, de forma integral, de manera que incidimos en la importancia de mantener una buena salud no solo física sino también psíquica y emocional. Para ello se abordan temas como la importancia de una buena alimentación, la gestión de las emociones, el autoconocimiento, una sexualidad saludable, el adecuado uso de las tecnologías y redes sociales, así como las consecuencias del abuso de las drogas y el alcohol.

La equidad de género merece un espacio propio como elemento transversal a toda la educación secundaria, ya que el alumnado atraviesa un periodo caracterizado no solo por el desarrollo de las operaciones formales, sino también de maduración física, sexual y afectiva, convirtiéndose en pilares de esta etapa la imagen corporal, el autoconcepto y la autoestima.

Tenemos la convicción de que un centro de enseñanza con adolescentes debe esforzarse tanto por el desarrollo académico e intelectual de su alumnado como por su desarrollo personal. Este segundo aspecto abarca numerosas dimensiones, la mayoría de las cuales ya hemos mencionado: la autonomía, la curiosidad, el pensamiento crítico, la creatividad. Pero incluye también otra dimensión que es igualmente fundamental: la dimensión ética.

El alumnado de secundaria y bachillerato se encuentra ya en una etapa en la que está en condiciones de hacerse preguntas más complejas sobre su entorno, no solo sobre lo cercano y visible sino también sobre realidades más remotas, y sobre fenómenos que no son evidentes a simple vista pero que pueden despertar su curiosidad de forma poderosa. La actividad científica nos permite trabajar de forma sistemática y rigurosa, tirar del hilo de nuestras preguntas (basadas fundamentalmente en la observación) y descubrir hechos fascinantes.

El abuso y el mal uso de las herramientas digitales en la rutina diaria de niñas, niños y adolescentes es una preocupación que abordamos desde el conocimiento profundo y el uso adecuado de estas herramientas. El buen uso de las TIC forma parte de la experiencia diaria de educación en nuestro centro, pero será también exportado a la vida personal de nuestro alumnado fuera del centro.

Para entender la significación que queremos darle a las artes (escénicas, plásticas, audiovisuales…) en nuestro centro, debemos partir de una cuestión fundamental de este proyecto: la voluntad de considerar a las personas de forma integral y de entender el aprendizaje como un proceso en el que intervienen factores racionales, emocionales, intuitivos y sensoriales, entre otros. Desde esta premisa, nos parece necesario destacar la potencialidad de las artes como herramienta transversal mediante la que explorar y desarrollar muchas de las destrezas y valores que ya se han puesto de relieve: la curiosidad; la creatividad; la actitud imaginativa, interrogadora y crítica; el uso responsable de la libertad; el autoconocimiento; la flexibilidad y la capacidad de adaptación; la empatía; la exploración de múltiples formas de comunicación; el acerca- miento a una visión compleja de la realidad, etc.

Son muchas las investigaciones que demuestran la relación entre el movimiento y el desarrollo personal, además de su estrecha relación con el proceso creativo.

En Encuentro, el movimiento es tratado como un eje transversal que, por tanto, implica diferentes disciplinas, espacios y momentos, incluido el extraescolar. Integramos la actividad física, el ejercicio físico y el deporte como medio de expresión y comunicación.

En nuestro centro, no podemos entender la evaluación como una herramienta de control y sometimiento del alumnado a unos estándares prefijados, ni tampoco como un proceso sumativo en el que las calificaciones numéricas se limiten a cuantificar cuánto sabe un estudiante sobre un determinado tema, sin tener en cuenta el proceso. Si aspiramos a que el alumno o alumna tenga conciencia de su propio aprendizaje, debe implicarse también en seguimiento de su propio progreso con el fin de reorientar el proceso y de optimizar sus estrategias. La evaluación, así entendida, se convierte en un factor clave para autorregular el propio aprendizaje de forma crítica y autónoma.